No hay duda que el empate del Cartaginés 3-3 ante Liberia de este domingo, pasará a la historia como uno de los más recordados de los últimos años por las circunstancias en que se dio. Y es que el cuadro brumoso ha protagonizado más episodios similares en los últimos años, en algunos terminó riendo y en otros pasó de la gloria a la vergüenza.
El primero de ellos –y quizá el más recordado- se dio en una fría noche de martes, abril de 1998 marcaba el calendario y un Estadio Ricardo Saprissa con una pobre asistencia era el principal testigo, los brumosos se medían al Saprissa en un juego de reposición que iniciaron ganando con un gol en propia puerta de Jervis Drummond, Sergio Morales y Vinicio Alvarado se unieron a la cuenta para dejar ´La Cueva´ congelada.
Pero en el segundo tiempo, los morados dirigidos por ´Guima’ tuvieron una reacción para muchos inesperada, rápidamente y con dos anotaciones de Alejandro Sequeira el cuadro saprissista se acercó al marcador y a siete minutos del final el actual asistente de la Selección Nacional, Alejandro Larrea emparejó los cartones con un magistral cobro de tiro libre, la pinza la cerró Victor Cordero al minuto 91 para dejar al cuadro blanquiazul tendido.
Un par de años más tarde, los brumosos tuvieron un episodio similar o quizá más humillante en casa, ganaba 3-0 a la A.D. Limonense con dos goles de Danny Fonseca y uno de Erick Jiménez a los 28 minutos; pero el meta caribeño Kevin Stewart se sacó un memorable gol en un despeje de cancha a cancha descontó el marcador, y en el segundo tiempo entre Kurt Bernard con dos goles y Rayner Robinson se llevaron los tres puntos para el caribe.
Pero no todas las remontadas han sido episodios trágicos para el Cartaginés, ya que en el 2001 se vengaron de los limonenses que ganaban 0-3 en el ´Fello´ Meza y en el segundo tiempo con doblete de Danny Fonseca y un gol de un joven llamado Diego Aguilar dieron en ese entonces el empate al decano del fútbol nacional.
Así, Cartaginés ha vivido estos episodios muy seguido, en los cuales por más vergüenza o gloria que hayan pasado, siempre han sido juegos de muchos goles.