Foto: Prensa Saprissa y Prensa LDA.
Destino: Se define como un poder sobrenatural inevitable e ineludible que según se cree, guía la vida humana a un fin no escogido por elección propia. Esta palabra define lo que dejó las semifinales de la Liga Concacaf en las que los clubes ticos, Alajuelense y Saprissa, lograron su boleto a la gran final del certamen en su edición 2020-2021.
Los manudos sufrieron de más al avanzar por la tanda de penales por 5-4 tras un gigantesco 0-0 en los 90 minutos el pasado miércoles y los morados esta tarde le pasaron por encima a una de las sorpresas del torneo, el Arcahaie de Haití por un contundente 5-0.
Ahora bien, se preguntarán ¿Por qué el destino tiene algo que ver en esto? Pues en las pasadas ediciones del segundo torneo de importancia de la Concacaf, un país aportaba dos semifinalistas los cuales se podían cruzar en una eventual final de clubes de un mismo país.
Lo intentó Panamá, dos veces en 2017 y 2018. Honduras tuvo su oportunidad en 2019. Pero le tenía que tocar a Costa Rica en su primer turno.
En el caso de los panameños, en 2017 el Plaza Amador y el Árabe Unido llegaron a esta instancia, pero fueron derrotados por el Olimpia, a la postre campeón del torneo, y el Santos de Guápiles respectivamente.
El año siguiente, en 2018, nuevamente los canaleros buscaron “su final” con el Árabe Unido, de nuevo, y el Tauro. Sin embargo, el Herediano, campeón del torneo, y el Motagua respectivmente fueron los vencedores de las semifinales.
El año pasado, los hondureños tuvieron su oportunidad con los dos grandes de ese país, el Motagua y el Olimpia. Los azules lograron avanzar al dejar en el camino al Alianza de El Salvador, pero el Saprissa evitó la final catracha.
Pero el destino tenía preparado que los ticos sí pudieran conseguir la primera final de un solo país, y quienes más que los dos más grandes de Costa Rica: Alajuelense y Saprissa.
Los juegos
Alajuelense llegó a este duelo con su ansiada 30 en el brazo, y en frente tuvo al otro León de la zona, el Olimpia, que llegaba también como monarca de Honduras. El partido fue muy disputado, pero con la sensación que los catrachos podían llevarse el cotejo debido a que gozaron de las mejores oportunidades de gol.
Los manudos por medio de Alonso Martínez pegaron un balón en el poste en la primera mitad, pero los albos tomaron la pelota y empezaron a generar opciones por medio del exmorado Jerry Bengtson.
En el complemento, la tónica de la primera parte siguió y el Olimpia tuvo su opción más clara al 50’ cuando Edwin Rodríguez estrelló en el vertical su disparo. Luego Leonel Moreira fue figura cuando detuvos los remates de Marvin Bernárdez y Yustin Arboleda. El partido acabó sin goles y todo se decidió por los penales en donde el único lanzamiento fallado fue el del portero Harold Fonseca quien estrelló en el paral derecho su remate.
Donde sí hubo goles a granel fue en Tibás en el Saprissa-Arcahaie. El 5-0 fue la demostración clara de eficacia. Pese a que Michael Barrantes al principio del juego reventó el balón en el horizontal, el argentino Esteban Espíndola puso de cabeza el 1-0 al 15’. El 2-0 llegó por obra de Ariel Rodríguez al 31’.
En el complemento llegó el resto de goles. Empezando no más, Jimmy Marín marcó de cabeza al 47’ tras un centro de Christian Bolaños quien pondría el cuarto tanto al 55’ en un mano a mano ante el portero haitiano. El quinto llegó por medio de Mariano Torres al 65’ tras un centro raso de Daniel Colindres. En el juego hizo su regreso el defensor Kendall Waston con la camisa morada, que por cierto marcó, pero el central lo anuló.
Con esto, se consumó la primera final de clubes de un mismo país por la Liga Concacaf. Algo que el destino tenía guardado exclusivamente para el fútbol de Costa Rica.